historia de sinaloa

Época Prehispánica

Mapa que muestra la distribución de territorios de las tribus indígenas que habitaron Sinaloa.

Sinaloa perteneció al límite norte de la Mesoamérica. El más alto desarrollo cultural de la región se registró en la parte centro y sur y rumbo a los valles y a las costas. Del río Fuerte hacia el norte se localiza la región conocida como Aridoamérica, esta parte comprende los lugares desérticos y áridos del norte de la república Mexicana. Ahí vivieron grupos humanos conocidos como chichimecas.

Antes del contacto con los europeos, el territorio que hoy conocemos como Sinaloa estuvo poblado por un número considerable de pueblos que tuvieron diferenciación lingüística pero con ciertas unidades dialectales comunes. Los principales grupos que habitaron la región de Sinaloa, fueron: los Cahitas, los Tahues, los Acaxees, los Xiximes, los Totorames, los Achires y los Guasaves.

La división indígena del territorio, basada más bien en un cierto respeto a la naturaleza y a la manera de vivirla, persistió al momento de la invasión y a la conquista y así dio origen a tres provincias que se llamaron Chiametlán, Culiacán y Sinaloa. La vida cotidiana y productiva se desarrolló en las márgenes de los ríos, los cuales fueron su hábitat principal. El sinaloense prehispánico estaba sujeto en forma determinante a las condiciones ecológicas de su territorio, adaptadas a su medio, no construyeron ciudades como en el altiplano de la zona central de lo que hoy es México. Sus moradas fueron endebles pues conocían las grandes avenidas de los ríos, por lo que podían cambiar de lugar según fueran las condiciones naturales.

Los moradores de las tres zonas ya enunciadas fabricaron cerámica de uso ceremonial de notable belleza, enterraron a sus muertos en ollas como si volvieran al vientre materno, practicaron los juegos prehispánicos del ulama, recolectaron miel y frutas silvestres, tejieron mantas, fabricaron pipas de barro, sellos para decorar paredes y telas, cazaron el venado, dejaron su mensaje en petroglifos; signos abstractos grabados en piedra y como todo pueblo que se siente auténtico defendieron su territorio.

Conquista Española

Mapa español de 1817 que muestra la provincia de Sonora y Sinaloa, en el virreinato de Nueva España.

El descubrimiento y conquista de Sinaloa por los españoles no se realizó en una sola expedición, como la de Anáhuac, sino en varias expediciones.

La primera expedición, que se hizo por tierra, fue mandada por Nuño Beltrán de Guzmán, presidente de la Real Audiencia de México. Este hombre emprendedor, a la cabeza de 400 españoles, más de 8,000 indios auxiliares y muchos de carga, salió de México a fines del año de 1529, y después de haber conquistado la Nueva Galicia, hoy estado de Jalisco, se dirigió más al norte hasta encontrar las ricas minas de oro y plata y las grandes ciudades que se decía haber en estas regiones.

A principios de 1531 Nuño Beltrán de Guzmán entró a Chametla, habiendo derrotado el día anterior a los indios que le opusieron resistencia en el Llano de las Vacas, y le pidieron después la paz. De Chametla salió para la provincia de Culiacán, pasando por Piaxtla, por el pueblo de la Sal — probablemente las Salinas de Ceuta— y el pueblo de Baila.

En todo el tránsito se libraban combates y escaramuzas que terminaban por la derrota de los naturales, y en todas partes se quemaban sus caseríos por los bárbaros conquistadores. En algunas poblaciones, especialmente a orillas del río Ciguatán, hoy San Lorenzo, los españoles solo hallaron mujeres, lo que dio paso a la creencia de que estaban habitadas por amazonas; pero tal circunstancia era debido a que los varones andaban fuera, pensando en dar guerra a los invasores.

Refiere el padre fray Antonio Tello que, al llegar a Oso la expedición, fue recibida en paz por el Señor del pueblo y diez mil indios, que los fueron acompañando hasta Navito, Guzmán determinó fundar allí una villa con el título de San Miguel de Navito, pero que en el mismo año fue trasladada a Culiacán, que es donde hoy permanece. De Navito, continuando para Culiacán, pasaron los españoles por el pueblo de Quilá, que incendiaron después del combate.

Nuño Beltrán de Guzmán expedicionó en seguida por la costa, los pueblos de las Vegas y el Vizcaíno, y después por la sierra de Capirato; y a su regreso fundó con cien españoles la villa de San Miguel de Culiacán, en la margen izquierda del río de Orabá (hoy río Tamazula) y enfrente de la punta del mismo con el de Humaya, como tres leguas arriba de la antigua y misteriosa ciudad azteca, de la que no queda más vestigio que el nombre diminutivo del pueblo donde pudo estar ubicada.

Almíndez Chirinos, otro capitán español, expedicionó por el norte, derrotó a los indios que le opusieron resistencia en los ríos de Mocorito y Sinaloa, y bajó a Tamazula, donde tuvo noticia que en esa costa había sido muerto, con todos sus compañeros, Diego Hurtado de Mendoza, jefe de la expedición que por mar había enviado Hernán Cortés en pos de nuevos descubrimientos.

Independencia

En Sinaloa, la revolución de Independencia fue encabezada por José María González Hermosillo, un insurgente que fue comisionado por Miguel Hidalgo para insurreccionar las provincias de Sinaloa y Sonora, así que acompañado del teniente don José Antonio López y asesorado por el dominico Fray Francisco de la Parra se encaminó rumbo al norte al frente de unos dos mil hombres. Apoyado en seiscientos soldados y seis piezas de artillería, Villaescusa se hizo fuerte en El Rosario que fue atacado por José María González de Hermosillo el 21 y el 24 de diciembre de 1810 en Rosario.

Los soldados Sinaloenses, después de la batalla en Rosario, siguieron con rumbo a Concordia, y allí tomaron la plaza en apoyo de los habitantes del lugar. José María González Hermosillo continuó su campaña rumbo al norte y el 7 de febrero de 1811, en San Ignacio de Pixtla se enfrentó a las tropas realistas que dirigía el gobernador de Sonora y Sinaloa: Alejo García Conde, quien derrotó a las tropas de González Hermosillo.

Independientemente de la expedición de González Hermosillo, en la región de Badiraguato se fraguó un brote de rebeldía cuyo cabecilla fue un indio ópata llamado Antonio o Apolonio García. La rebelión estaba planeada para el 6 de marzo de 1811, pero denunciados los conjurados ante el párroco de Badiraguato adelantaron el movimiento. Atravesaron el partido de Badiraguato y entraron al de Sinaloa; pasaron por Bacubirito y el día 13 del mismo mes llegaron a Charay donde encontraron un destacamento de ópatas al mando del capitán Juan José Padilla, entablándose un sangriento tiroteo en el que los realistas despedazaron a los insurrectos que huyeron a los montes dejando cincuenta muertos y unos cuantos prisioneros.

Separación de Sonora y Sinaloa

Mapa que muestra la provincia de Sonora y Sinaloa.

Desde antes que estallara la Guerra de Independencia en el año de 1810, Sonora y Sinaloa formaban parte del Estado de Occidente. Después de muchas discusiones entre los diputados que integraban el congreso local, en el año de 1830, según decreto expedido por el Primer Congreso Constituyente Mexicano, el Estado Interno de Occidente quedó separado; a partir de esa fecha, Sinaloa y Sonora son estados libres y soberanos. Los hombres que más lucharon para que Sinaloa se separara de Sonora, fueron Francisco Iriarte y Pablo de Villavicencio.

Una vez disuelto el Estado de Occidente, los Estados Libres y Soberanos de Sonora y Sinaloa procedieron a designar e instalar sus respectivas legislaturas, cuya misión fundamental fue dotar a cada entidad de las leyes necesarias para conducir sus destinos por el camino del derecho y la paz social. No obstante, en esta disolución Sinaloa perdió parte de su territorio ubicado en el norte, tierras de los Mayos principalmente, las cuales pasaron a formar parte del territorio de Sonora.

El 12 de diciembre de 1831 se promulgó la primera Constitución Política del Estado de Sinaloa, cuyo artículo 31 disponía la división territorial comprendida por los distritos de El Rosario, Concordia, Villa de la Unión, San Ignacio, Cosalá, Culiacán, Badiraguato, Mocorito, Sinaloa, El Fuerte y Choix.

Revolución Mexicana

En Sinaloa, este movimiento revolucionario se inició cuando al morir Francisco Cañedo, en el año de 1909, se convocó a elecciones para gobernador, en las que participaron Diego Redo y José Ferrel. Rafael Buelna Tenorio, conocido como el “Granito de Oro”, inició su participación política uniéndose a la candidatura de José Ferrel y se convirtió en uno de sus principales oradores.

Después de estos hechos, muchos sinaloenses decepcionados no quisieron luchar en contra del presidente Díaz que deseaba su reelección. Pero otros estuvieron dispuestos a una nueva lucha y empezaron a tomar parte en la campaña antirreeleccionista que encabezaba Francisco I Madero. El 2 de enero de 1910 Madero desembarcó en Mazatlán. Madero también estuvo en Culiacán y en Angostura y conoció al profesor Gabriel Leyva Solano, quien era partidario suyo y enemigo de la dictadura de Porfirio Díaz. Cuando Díaz mandó encarcelar a Madero y se hizo reelegir presidente de México por sexta vez, Leyva Solano se levantó en armas el 2 de junio de 1910. Fue traicionado y cayó en manos de las autoridades, quienes lo asesinaron en Cabrera de Inzunza el 13 de junio del mismo año. A Gabriel Leyva se le considera precursor de la Revolución Mexicana.

En Sinaloa se levantaron Juan M Banderas, Ramón F Iturbe y Herculano de la Rocha en el norte, y en el sur Justo Tirado y Pomposo Acosta. Aunque al principio estos levantamientos no llegaron a constituir un peligro para la dictadura, después, junto con otros pronunciamientos que se llevaron a cabo en varias partes del país, hicieron que la revolución de Madero avanzara. En Sinaloa, Banderas e Iturbe vencen a los federales dirigidos por el general Higinio Aguilar y el coronel Luis Morales, y toman Culiacán en mayo de 1911. Después de seis meses de lucha. Porfirio Díaz renunció a la presidencia y abandonó el país.

El 22 de febrero de 1913 son asesinados Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez. El usurpador nombró al general José Legorreta gobernador de Sinaloa en lugar de Felipe Riveros. Venustiano Carranza se levantó en armas en contra de Huerta para restaurar el orden constitucional, por eso a su ejército se le llamó Constitucionalista.

Los grupos revolucionarios de Sinaloa que se levantaron en armas estaban acaudillados por Juan Carrasco. En la sierra, Rafael Buelna atacó las poblaciones de San Ignacio y Rosario y penetró en el entonces territorio de Tepic. Carranza y sus tropas llegaron a El Fuerte el 15 de septiembre de 1913. Benjamín Hill tomó Los Mochis y poco después la plaza de Sinaloa. El ejército del Noroeste al mando de Álvaro Obregón tomó Culiacán; puso sitio a Mazatlán y continúo su marcha hacia el sur.

Sin embargo, una vez derrotado Huerta, la situación se hizo más tensa. Pero las diferencias eran profundas; por un lado, se encontraban los carrancistas, representando al grupo que deseaba el control de la economía y la política y por otro los obregonistas representantes de los pequeños y medianos propietarios y comerciantes, quienes también ansiaban el control económico y político que durante tanto tiempo les fuera negado. En otro extremo estaban los villistas y Zapatistas, que representaban a la población campesina que luchaba por el reparto de tierras. Los distintos grupos no llegaron a un acuerdo y la convención se trasladó a Aguascalientes, donde desconoció a Carranza como presidente; éste partió hacia Veracruz y tras cruentos combates los constitucionalistas se impusieron y Carranza propuso la elaboración de una constitución que se promulgó el 5 de febrero de 1917.

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